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Ciberdelincuencia

Es el uso ilegal de las nuevas tecnologías para cometer delitos mediante ciberataques y ciberestafas ya sea contra usuarios, empresas, gobiernos, etc. Los delitos en internet no entienden de fronteras físicas ni geográficas, crecen a un ritmo vertiginoso y son cada vez más ágiles adaptándose a nuevos métodos para conseguir sus objetivos a nivel mundial.

El número de dispositivos conectados a internet sigue aumentando y la ciberdelincuencia se aprovecha de ello para cometer delitos y sacar beneficios económicos. El objetivo de la ciberdelincuencia suele ser acceder, dañar o destruir sistemas y conexiones para robar dinero, espiar o estafar. Sin embargo, este concepto es anterior al desarrollo de internet según los datos que lo demuestran: cien años antes de su existencia, algunos delincuentes ya se infiltraron en un sistema de telégrafos para acceder a mercados financieros y robar los datos en la Francia del siglo XVIII.

Existen dos tipos de ciberdelincuencia:

  • Ciberdelincuencia pura: dirigida contra sistemas de particulares, empresas o gobiernos para comprometer la integridad, disponibilidad o confidencialidad de los datos que almacenan o gestionan.
  • Ciberdelincuencia clásica: mediante ciberataques que provocan estafas, acoso, extorsión, engaños, etc. El ejemplo más común es el phishing con el que los ciberdelincuentes suplantan la identidad de personas u organizaciones mediante correo electrónico para engañar a la víctima y que proporcione información sensible.

Las infinitas posibilidades que nos ofrece la tecnología permite también a los delincuentes multiplicar el daño en comparación con los delitos físicos. La rapidez y, en ocasiones, el anonimato con el que se cometen lo convierten en un problema mayor. Los profesionales de ciberseguridad de la policía se encargan de identificar y detener a los ciberdelincuentes detectando patrones, anticipándose a sus movimientos y rastreando sus acciones.

Para protegerse de la ciberdelincuencia podemos seguir algunas recomendaciones:

  • Usar contraseñas robustas de. Además, deben ser secretas y no debemos anotarlas en ningún sitio. También deben ser diferentes para cada servicio que usemos.
  • Extremar la precaución ante enlaces y archivos adjuntos. Si no son de total confianza, lo mejor será no hacer clic.
  • No facilitar información sensible si no estamos completamente seguros de la identidad del remitente.
  • Desconfiar de productos o servicios gratuitos o con descuentos desproporcionados: si algo suena demasiado bueno para ser cierto lo más probable es que sea mentira.
  • Revisar periódicamente extractos bancarios y contactar con nuestro banco si vemos algún movimiento sospechoso.

Cuando una empresa es ciberatacada y su información y la de sus clientes se ha visto expuesta frente a ciberdelincuentes, la empresa debe seguir un protocolo de actuación que consta de diferentes pasos.

  • Prevención: Todas las medidas que tomarás para evitar la fuga de datos y entrada de malware en tu sistema.
  • Detección: Cuando se detecta el ciberataque.
  • Recuperación: Mantener la calma y recuperar el control del sistema lo antes posible.
  • Respuesta: Fase final. Una vez recuperado el control de la situación, es momento de notificar del incidente a terceros.