Pasar al contenido principal

Bulo (fake new)

Traducido habitualmente como noticias falsas.

El Diccionario Cambridge las define como “historias falsas que parecen ser noticias, difundidas en Internet o usando otros medios, generalmente creadas para influir en las opiniones políticas o como una broma”. 

Se crean con la intención premeditada de tergiversar hechos, manipular opiniones personales, desprestigiar o engrandecer a un ente, u obtener ganancias económicas o beneficio político. Al difundir las noticias como hechos reales pueden generar un daño importante a medios serios, al mismo tiempo que retan al público a ser crítico cuando lee una noticia, obligándolo a contrastar los hechos.

No es una problemática novedosa, desde siempre han existido mitos sobre diferentes temáticas, la alimentación, la salud y otras. La clave es la difusión que Internet propicia, extendiéndolos para el consumo de una mayor cantidad de población en un tiempo muy corto.

Con la llegada de la pandemia de COVID-19, diversas instituciones de administraciones encontraron gran cantidad de noticias falsas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó a este fenómeno con la expresión "infodemia" para definir a la inmensa creación de información falsa relacionada a la pandemia, algo que puede ser muy peligroso si el público lo cree y no contrasta lo que en ese momento lee o visualiza.

Durante las primeras semanas del COVID-19 destacaron aquellas noticias falsas que relacionaban la propagación del virus con el clima del lugar, las que mostraban que el contagio podía evitarse mediante baños en agua caliente, secadores de mano, lámparas ultravioletas o rociando el cuerpo con alcohol o cloro o las que indicaban que la ingesta de ajo era una medida preventiva adecuada para evitar el contagio, entre otras.

A finales del 2020 y con el inicio de la vacunación en diferentes países, empezaron a propagarse con intensidad una serie de bulos que alertaban sobre hipotéticos planes para colocar microchips en las personas mediante la inyección, el supuesto cambio en el código genético y los efectos secundarios en general.

Se pueden diferenciar los contenidos falsos si se atiende detenidamente a su contenido. Los bulos resultan tener contenidos poco precisos, sin calidad en el núcleo de la información y abiertos a malinterpretaciones, también suelen inferir información fuera de contexto para influir en la opinión de la ciudadanía. Aun así, la evolución de las fake news está siendo rápida hacia contenidos cuya falsedad es más difícil de detectar gracias a que vienen complementadas por montajes complejos y realistas para manipular el mensaje, pudiendo llegar a hacer que la noticia parezca real ya que simulan pruebas gráficas que respaldan el contenido de la misma y que tienen como máximo exponente los deepfakes.

Para considerarse bulo deben haber sido creados con la intención de manipular. Por el contrario, las parodias o publicaciones sarcásticas no se consideran noticias falsas ya que su principal intención es la dramatización o exageración cómica de una situación real (y no siempre de actualidad), sin intención de engañar o manipular al público que la lee. En todo caso, siempre deben estar identificadas como tales y suelen tener como formato habitual los memes. Estas, además, suelen compartirse desde cuentas en redes sociales que con frecuencia ya están previamente marcadas como copias satíricas de otros medios.

Las notas de las publicaciones El Deforma, The Onion, Charlie Hebdo, Barcelona, El Mundo Today o Actualidad Panamericana son ejemplo de este tipo de noticias ficticias no consideradas bulos.