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Sharenting responsable y la protección de datos

28/01/2022

En Cyberzaintza queremos promover la concienciación y la sensibilización en ciberseguridad desde la inclusión, la diversidad y la tolerancia en la infancia y la adolescencia. Por este motivo hemos puesto en marcha la campaña "En Ciber, Cibersegurolas" apoyada por la iniciativa PantallasAmigas, por diversos agentes e instituciones vascas como AVPD e Hirukide y por Twitter como partner transversal y canal principal de la acción. En el marco de esta campaña, dedicamos este 28 de enero, Día Europeo de la Protección de Datos, al sharenting responsable.

¿Qué es el sharenting? Hace tres años, el término saltó a los medios de comunicación cuando la actriz Gwyneth Paltrow publicó en Instagram una foto en la que aparecía esquiando junto a su hija. Rápidamente, la chica de 14 años le reprendió públicamente: "Mamá, ya lo hemos discutido. No puedes publicar nada sin mi consentimiento".

Eso es el sharenting: compartir imágenes online de hijos o hijas menores de edad por parte de sus progenitores. Un término que surge al combinar las palabras en inglés share (compartir) y parenting (crianza). Muchos progenitores no ven peligro en difundir imágenes de sus hijas o hijos, aunque las puedan ver miles de desconocidos. Podemos creer ingenuamente que una foto de nuestro bebé enviada al grupo de WhatsApp de la familia no saldrá de ahí. O que una imagen de nuestra hija en los columpios colgada en Instagram no tendrá mucho recorrido. Sin embargo, el contenido que publicamos online escapa a nuestro control y puede llegar a ser de dominio público, por lo que con el paso del tiempo puede acabar en manos de personas desconocidas quienes pueden hacer un uso malintencionado de lo que en origen era una inocente foto familiar. Nuestro objetivo es que las personas se planteen las posibles repercusiones que puede tener subir una imagen de una persona menor de edad a Internet. ¿Cuándo se pone en riesgo la privacidad de los menores? ¿Podría ser usada para incomodarles o ridiculizarles? Llevado a un extremo, en algunas situaciones puede provocar casos de ciberbullying cuando esos niños y niñas sean mayores, chantajes o la creación de memes con sus imágenes infantiles.

Los periodos de confinamiento y las vacaciones han contribuido a que muchos padres y madres se dediquen a compartir momentos familiares en las redes sociales para compartir de alegría. Según un estudio de la Universidad de Michigan, el 56% de los progenitores suben fotografías de sus hijas e hijos que podrían resultarles vergonzosas. Por otro lado, un estudio del Reino Unido revelaba que los progenitores habrían publicado en redes sociales un promedio de 13.000 vídeos o fotos de sus hijas o hijos antes de que cumplieran los 13 años. Vemos, por lo tanto, que hay motivos para llamar la atención de las familias sobre una práctica que no siempre resulta tan inocua como parece. Es positivo sentir orgullo, pero debemos conocer los riesgos que conllevan las redes para decidir si queremos publicar imágenes de menores de edad, así que aquí van unas reflexiones que te van a ayudar a tomar la decisión más adecuada para el bienestar de los menores:

  • Tienes la obligación de cuidar su imagen e intimidad, no el derecho de hacer uso arbitrario de ellas. Las personas menores de edad tienen derechos que deben ser protegidos de forma especial.

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  • Tu hijo o hija no gana nada con la publicación de las imágenes. Aunque puede que tampoco le afecte negativamente, el saldo rara vez será positivo.

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  • Puede haber distintos criterios sobre qué y cómo se comparten las imágenes de los menores por parte de sus progenitores. Cuando estos ya no forman pareja, el sharenting puede ser motivo de conflicto.

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  • Es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo esas imágenes. Es importante que leas y conozcas las políticas de privacidad de las redes sociales.

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  • Existen otras formas más seguras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.

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  • Habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes e incluso geolocalización.

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  • Al compartir las imágenes con otras personas, estas pueden asumir que eso significa que las pueden publicar y que las imágenes no son tan privadas. Sin mala intención, de forma directa o indirecta, pueden expandir el alcance e incluso hacerlas públicas.

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  • Lo que publicas escapa de tu control para siempre. Cuando algo aparece en una pantalla, es susceptible de ser capturado y reutilizado.

 

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  • Compartir imágenes de otras personas sin su consentimiento puede ser una infracción de la normativa de protección de datos. No es un buen ejemplo para nadie, menos aún para los menores de edad.

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  • En ocasiones extremas puede comprometerse la seguridad de miembros de la familia. En casos de victimización de menores de edad se dan amenazas sobre terceros que pueden llegar a cumplirse.

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La protección de datos es un pilar fundamental de la ciberseguridad, por eso debemos ser plenamente conscientes del correcto tratamiento de los datos personales en todos los ámbitos de nuestra vida, no olvidemos que la imagen que permite identificar a una persona es también un dato personal. Ya sea en el ámbito familiar, personal o profesional, resulta imprescindible conocer las consecuencias que conlleva compartir material en Internet y los riesgos asociados. Así podremos evitar problemas a las personas menores de edad en el futuro.

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Cibereguraldia

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