El spam suele definirse como el correo electrónico no solicitado enviado de forma masiva, pero el término es mucho más amplio. Spam es cualquier mensaje inapropiado, molesto y no deseado que se envía a un gran número de usuarios, ya sea por correo electrónico, WhatsApp, SMS, redes sociales o incluso llamando por teléfono. Sea cual sea el medio, es spam. En general suele consistir en anuncios de productos o servicios no deseados, aunque puede tratarse de acciones más siniestras, como estafas o descargas de malware. El spam también puede ser cualquier contenido irrelevante entregado en grandes volúmenes.
Normalmente el spam se realiza mediante bots, programas informáticos que ayudan a difundir spam en internet. Suelen recopilar información personal o datos de contacto (scraping), crean cuentas de usuario falsas o gestionan cuentas de redes sociales robadas.
Actualmente, los servicios de correo electrónico como Gmail disponen de filtros y ajustes para reducir el correo no deseado, derivándolo automáticamente a una carpeta específica, pero las barreras contra la basura digital no siempre funcionan. Para limitar el alcance del spam y no caer en sus trampas, no hay que responder nunca ningún mensaje sospechoso o inesperado, ni hacer clic en ningún enlace, ni abrir ningún adjunto ni descargar ningún software de remitentes desconocidos. Cualquier respuesta por parte del usuario (por email, SMS o devolviendo una llamada telefónica), le indica al remitente del mensaje o spammer que ha conseguido llamar nuestra atención, y seguirá enviándonos estos mensajes con diferentes engaños, para conseguir que hagamos lo que quiere. Lo mejor es ignorar el spam y eliminarlo por completo.
La palabra spam tiene un origen muy curioso: spam son las siglas de Shoulder Of Pork Ham, un tipo de carne de cerdo especiada y enlatada que se empezó a producir en 1937 en Minneapolis (EE. UU.) para atender la gran demanda de comida preparada y lista para servir. Pronto se convirtió en un alimento indispensable para estadounidenses y británicos. Se utilizaba para todo. En los años 70, el grupo cómico británico Monty Python usó la palabra en un mítico sketch de 3 minutos. Ahí fue donde el término “spam” se empezó a asociar con algo pesado y repetitivo. A principios de los ochenta, en una red de comunicaciones internas de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EEUU) comenzaron a aparecer «pesados» que usaban dicha red para enviar publicidad, promociones, oportunidades de negocio y contenidos similares. Los administradores que gestionaban la red recordaron el sketch de Monty Python y empezaron a llamar “spam” a los mensajes de ese tipo, dando fama al término.